Llegada la tormenta, el tren se pone en marcha y no seré yo quien lo detenga;
Para que detener,a quien ya decidió alzar el vuelo?
Para aumentar la angustia y prolongar el sufrimiento;
Y la verdad, eso no es lo que quiero, en brindarte amor, ya me desgaste bastante.
De mi te llevas; el amor sincero que sabes te brinde y las huellas de mis besos;
Los días se tornaran nuevamente grises,
pero el tiempo hará su trabajo y se que pasados los días, estos retornaran a su color habitual.
Mis labores cotidianas mientras llega la paz,
se acompañaran de tus recuerdos, y tal vez de una u otra lagrima.
Decir que no me afecta, que te vayas, es una mentira,
al igual que negarme, que te quiero todavía.
Si te quieres marchar, a tu frente la puerta de salida,
solo con las manos, el agua no para su caída
y no te preocupes en volver, que yo no lo haré por esperarte.
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